Maestro Meneses

Publicado: 7 enero, 2013 en Fotografía, Periodismo
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Enrique Meneses

Enrique Meneses solo viajaba con billete de ida cuando emprendía sus viajes. Lamentablemente, también en esta ocasión será así. Enemigo del tiempo, nunca quiso comprometer una fecha de regreso cuando se lanzaba en busca de aventuras e historias que narrar. Su modo de proceder es, y seguirá siendo, todo un tratado de Periodismo. Sin importar los soportes o la tecnología a su alcance, su máxima preocupación siempre fue la misma: “Ir, ver, anotar, grabar, volver y contarlo”.

Con esos conceptos claros, con la mayor humildad, con una memoria prodigiosa, un olfato inigualable, una visión única, una trayectoria envidiable y una pasión por su trabajo que no tenía límites, Enrique Meneses hizo de su profesión un ejemplo de vida, dedicación y periodismo en las venas. Fuerte con los fuertes y débil con los débiles. Accesible, respetuoso, entusiasta. Un loco que se ha divertido en este mundo y considera que vivir es lo más bonito que hay.

El mejor legado de un fotoperiodista con su experiencia es su trabajo, las imágenes que quedarán en el recuerdo de todos. Capaz de adaptarse a todas las circunstancias, de aprender cada día, de mantener los ojos abiertos, de convertirse en un bloguero de referencia a sus más de 80 años. Un reportero de otra época, siempre dispuesto a situarse en la vanguardia con proyectos innovadores y comprometidos, un profesional al que admiran y rinden homenaje algunos de los mejores periodistas de nuestro país, como Gervasio Sánchez o Ramón Lobo.

Nunca quiso dar consejos y nunca se dejó llamar maestro, lo que no evita que podamos seguir aprendiendo de su bagaje gracias a los documentales ‘Oxígeno para vivir. Periodismo de la generación Magnum a la 2.0’ o ‘Cien miradas de Enrique Meneses’, cintas imprescindibles para cualquier persona que quiera ganarse la vida contando historias. Tituló sus memorias ‘Hasta aquí hemos llegado’. No lo creo. Demostró con creces que Enrique Meneses nunca se rinde, ni siquiera muerto.

Artículo publicado en Vía52.

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