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El paro es uno de los mayores problemas de España, creo que todos estaremos de acuerdo. Y no ahora, que estamos en crisis. Viene de lejos y es algo endémico en la economía de nuestro país.

Durante los últimos dos años y medio he tenido una cita mensual obligatoria: El repaso a las cifras del desempleo, la EPA, el paro registrado, las reacciones de los sindicatos y de los distintos partidos políticos.

Casi siempre, malas noticias. Mi obsesión a lo largo de este tiempo ha sido poner cara a estas personas. No olvidarme de ninguna de ellas. He intentado tenerlas en mi memoria cuando trabajaba una información de este tipo.

La Encuesta de Población Activa de este primer trimestre de 2011 eleva a casi cinco millones el número de parados, y deja la tasa de paro en el 21 por ciento.

En unos minutos comienza la campaña electoral. Nos harán muchas promesas, pero desde hoy, yo soy otro problema más para el Estado, para el Gobierno de Cantabria, para los que ven brotes verdes a la crisis. Desde esta mañana, tras quince días de «vacaciones obligatorias», soy un desempleado más. No tengo trabajo.

Hace poco conté a una amiga que según los datos del Observatorio de la FAPE, 3.600 trabajadores de los medios de comunicación han perdido su empleo desde el inicio de la crisis económica en nuestro país. Si tenemos en cuenta que todos los años salen de las facultades españolas 6.000 nuevos licenciados en Periodismo, es fácil hacerse a la idea de la situación que vive el sector.

Desde hoy, tres profesionales más nos sumamos a las listas del paro despedidos por Radio Altamira. Entre ellos, yo, como os estoy contando.

La dirección de la empresa, debido a su situación financiera, ha decidido prescindir de los Servicios Informativos.

Es «lógico», si tenemos en cuenta que la de periodista era la tercera profesión peor valorada en España según un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas, del CIS, realizado en el año 2006.

El primer puesto lo ocupaban los políticos, y el segundo, los curas. Y es que ya lo decía Walter Matthau en la película ‘Primera plana’ de Billy Wilder: “Cásese con un enterrador o con un verdugo, con quien sea, menos con un periodista”. Fue en 1976, pero sirve en nuestros días.

Pero estoy en paro, que no parado. Tengo muchas cosas que hacer, mucho que aprender, mucho que leer y que escribir, muchos proyectos por delante, mucha ilusión y mucha vocación.

También tengo la lógica frustación de no poder seguir desarrollando mi trabajo. Un trabajo que me apasiona, con el que disfruto. La frustración del que se siente orgulloso de estos dos años y medio en la radio y que comprueba como luchar por tus derechos te sitúa el primero en la lista de despidos.

Si me necesitáis, ya sabéis cómo encontrarme.

Empecé a trabajar por primera vez en un medio de comunicación en el año 2003. Con esto quiero decir que aunque tengo 26 años, llevo ocho, de manera intermitente, dedicado al Periodismo.

Cuando daba mis primeros pasos en este mundo, un compañero veterano me dijo una frase que tengo apuntada desde entonces: «Cuanto más conozco a los políticos, más me gustan los cocodrilos«.

Lo decía, sobre todo, porque yo era, –y soy–, un apasionado de la política, un idealista. Me interesa, hablo de ello constantemente y acuso de irresponsable a todos los que, cada vez más, me aseguran que les trae sin cuidado lo que hagan nuestros dirigentes.

Reconozco que con el tiempo he ido adquiriendo un tono mucho más pesimista y mi confianza en la clase política no pasa por sus mejores momentos. Supongo que podéis imaginar los motivos. De todas formas, creo firmemente en que no todos son iguales.

Ahora me enfrento a una situación complicada. Una de mis mejores amigas, arriesgada que es, se presenta a la Alcaldía de su municipio. Confío en su responsabilidad, en su honestidad y en su firmeza. En su integridad, su inteligencia y su preparación. Es mi amiga, y quiero que se note.

La pregunta que le hemos hecho TODOS desde que conocimos su candidatura es la misma: ¿Por qué ahora? Y siempre ha respondido igual: «Y por qué no. Ahora es el momento». Lo tiene claro.

Lógicamente, le deseo la mejor suerte el próximo 22 de mayo. Es una de las mejores personas que conozco, y su buen resultado me reconciliaría un poco con la política. Ya lo he dicho, no creo que todos sean iguales, y aquí tenéis un ejemplo.

Aunque por mi trabajo mantengo relación con muchos de los alcaldes y alcaldesas de Cantabria, con diputados y diputadas del Parlamento regional, con distintos dirigentes políticos en el ámbito de mi Comunidad Autónoma, mi contacto con ellos no pasa más allá de lo profesional.

No soy partidario de los corrillos que se forman después de las ruedas de prensa, y aunque reconozco que un conocimiento más estrecho permite obtener información off the record muy útil para realizar mi trabajo, soy poco proclive a los chismes.

La amistad entre periodistas y políticos genera confusión, malentendidos.

Hoy he entrevistado en la radio a una de mis mejores amigas, candidata a la Alcaldía de su municipio. He estado más nervioso que nunca. Quería que todo saliera bien, que todo fuera perfecto. Ella se lo merecía.

Pero soy periodista. Espero haber estado a la altura.

 

Mouro

El temporal

 

Los meteorólogos no dejan de sorprenderme. Hace unos meses nadie sabía lo que era una ‘ciclogénesis explosiva’. Ahora, ya hemos vivido tres.

En días como hoy, –o como ayer–, el tiempo se convierte en noticia de portada. Lluvia torrencial, rachas de viento de hasta cien kilómetros por hora, olas de diez metros, inundaciones, emergencias… Problemas para los ciudadanos. Para todos, en definitiva.

La información meteorológica se convierte en imprescindible. Hay que trasladar el aviso de alerta, ponerse a disposición de los servicios de Protección Civil y comunicar todas las dificultades que pueden afectar a nuestra audiencia.

Una situación real: Santander, doce de la mañana de un lunes lluvioso. El viento no ayuda. Se cae un andamio en pleno centro, en el Paseo Pereda. Por suerte, no hay víctimas, pero sí desconcierto. Calles cortadas y atasco kilométrico.

Un aviso por la radio con una intervención de los responsables de emergencias de la comunidad autónoma surte un mayor efecto que la desorganización y las malas prácticas de los efectivos de Policía Local que deben hacerse cargo de la situación.

Así de sencillo. Con información, todos los conductores, –también los peatones–, afrontamos el colapso con las ideas claras. Conocemos las alternativas.

Ahora bien, no perdamos la referencia. Dentro de poco llegará el crudo invierno, los temporales, y los problemas derivados del tiempo. Con ellos, las conexiones en directo de las televisiones españolas con sus corresponsales, muertos de frío, en algún punto indeterminado de la geografía nacional.

Periodistas contando que en invierno nieva. Sobre todo a determinadas alturas, claro. Seriedad, señores. Por eso, entre otras cosas, cada día pongo menos la televisión y confío  más en la radio.

29 de septiembre, huelga general.

29 de septiembre, huelga general.

Voy a ser breve. El día ha sido muy duro. Es bastante contradictorio, pero para los que trabajamos en un medio de comunicación, la jornada de huelga general ha supuesto más trabajo y una entrega mayor que la de cualquier otro día normal.

Más que servicios mínimos, lo que hoy hemos hecho desde la radio ha sido un despliegue sin precedentes en nuestra empresa. Todo el equipo de profesionales unido con el único objetivo de ser útiles a nuestra audiencia, de ofrecer más y mejor información que el resto, de estar dónde ocurría algo, con la ventaja evidente que tenía el hecho de poder hacerlo mientras el resto hablaba de Madrid, Barcelona o Sevilla, por ejemplo.

Me siento muy satisfecho con el trabajo que hemos realizado hoy, verdaderamente orgulloso de mis compañeros que se han jugado el tipo, que han hablado con todos los que tenían que hablar, que han perseguido piquetes, que han recogido testimonios y han encontrado protagonistas que nos han permitido ofrecer una visión distinta de lo que estaba pasando.

Todo ello, lógicamente, con la improvisación, con los problemas técnicos y con las dificultades que conlleva un directo de casi seis horas. Ha salido bien, muy bien, insisto.

Y me he podido ir a casa agotado, exhausto, casi sin voz, pero realmente con la sensación del deber cumplido. He disfrutado al máximo con mi trabajo, he sentido que servía para algo.

Nos hemos querido alejar de los datos, de las cifras, de las valoraciones partidistas. Contábamos de antemano con la guerra informativa que se produce siempre en estos casos. Las versiones contradictorias que ofrecen sindicatos, patronal y Gobierno. Hemos recogido sus opiniones a través de diversas entrevistas, pero para hacer balance y contar lo que estaba pasando, nadie mejor que mis compañeros, que han sido mis ojos y los de nuestros oyentes a lo largo de la mañana.

Este día, esta experiencia que hemos tenido hoy en la radio, las reacciones a la jornada de paro, el seguimiento mediático que se le ha dado, merecen un análisis más completo. En los próximos días seguiré escribiendo y reflexionando sobre todo ello, pero hoy, antes de irme a dormir con la conciencia tranquila, quería plasmar mis primeras impresiones sobre una huelga atípica. Eso, y felicitar de nuevo a mis compañeros: Gracias por vuestro trabajo.

Bicho raro

Publicado: 2 septiembre, 2010 en Blog, Periodismo
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Ayer, Elvira Lindo publicaba en la contraportada del EL PAÍS un artículo con el que me identifico plenamente. Lo titulaba ‘Bicho raro’, igual que el post que he decidido escribir para presentarme.

Hoy, precisamente, se cumple un mes desde que me decidí a escribir por primera vez en este blog. Un blog que llevaba mucho tiempo en mi cabeza y en mis conversaciones, pero que no encontraba el momento de echar a andar.

Superada la timidez inicial, encontrado (o casi) el tono con el que pretendo publicar en Ideas Efímeras, y una vez que me he hecho con el control interno del mismo (está siendo la tarea más complicada, pido paciencia), creo que ha llegado el momento de presentarme.

Soy Laro García González, periodista, y a punto de cumplir los 26 años. Nada más inaugurar este espacio, me llamaban la atención porque en la descripción anteponía mi profesión a cualquier otro aspecto de mi carácter. Me decían que dejaba muy a las claras mi forma de ser. Una reflexión que me gustó, y que creo que puede ser interesante para que sepáis por donde van a ir los tiros…

Soy periodista y presumo de ello. Me gusta mi trabajo, pese a todos los inconvenientes y las críticas que en ocasiones me toca aguantar. Tengo vocación. Siempre ha querido dedicarme a contar historias, estar en los lugares en los que otros no pueden, ver por mis propios ojos, interpretar la realidad, seleccionar, priorizar, investigar, conocer y difundir todo aquello que pueda resultar interesante.

Trato de hacerlo diariamente, en la radio. Ahora, con Ideas Efímeras, voy a ampliar mi canal. No soy un experto en nuevas tecnologías. Tengo mucho que aprender, y a ello me he puesto. Por eso pido paciencia, de nuevo, en lo que se refiere al aspecto, al diseño, a la accesibilidad de este blog. Poco a poco.

Lo que tengo claro es que voy a escribir mucho de periodismo. De sus miserias y sus grandezas, que también las tiene. Hablaré de política, algo que me encanta. De deporte, una de mis pasiones. También de cine, música, viajes, televisión… En fin, de todo lo que me pase y considere interesante.

Además, mi intención es compartir con vosotros todo aquel material que lea, vea o escuche y merezca la pena. Artículos, noticias, reportajes, estudios…

Eso sí, voy a intentar dar pocas lecciones de moral. Para eso ya están otros. Como os decía al principio, me identifico con el artículo de Elvira Lindo (primer material que aporto a través del enlace). Me pasa como a ella: Soy un ‘bicho raro’. Cuanto más clara tienen su opinión el resto, más dudas me surgen a mi.

Ahora, os dejo una canción para amenizaros la lectura. Se llama Bicho raro, de Albertucho.