Pues ya esta aquí, ya no hay duda. Se acabó el escepticismo y la incertidumbre. Está confirmado. Lo he visto con mis propios ojos. El Racing tiene nuevo dueño.
Ahsan Alí Syed llegó esta mañana a Santander, firmó lo que tenía que firmar, y el lunes estará en el palco de El Sardinero presidiendo el partido que jugaremos contra el Valencia.
Han sido casi diez días de confusión, de informaciones cruzadas, de dudas y de misterio. Este empresario indio es un gran desconocido, no solo en Cantabria. Finalmente, parece que ha pasado todos los filtros financieros necesarios y desde hoy mismo escribe una nueva página en la historia de nuestro club. Su club.
Llega con avión privado, con un equipo de seguridad importante y esperemos que con dinero. De momento, se ha hecho con el 80 por ciento de las acciones y se hará cargo de la deuda que el Racing tiene con la Agencia Tributaria. También hará frente al crédito participativo que mantenía el Gobierno de Cantabria a través de la empresa pública CANTUR y promete fichajes.
Bueno, en realidad, durante la rueda de prensa multitudinaria que ha dado hoy en el antepalco de los Campos de Sport, lo que ha dicho es que no es un hombre de promesas, que le gustan las realidades. Todos hablan de Nicola Zigic. Probablemente, habrá más incorporaciones. Estamos a la expectativa.
Lo que está claro es que se abre una nueva etapa, diferente a todo lo que hemos vivido hasta el momento en Santander. Si se confirma la solvencia económica y la gestión eficaz, habrá hecho más por nuestro equipo que el 99 por ciento de los dueños anteriores. No estamos acostumbrados a vivir sin aprietos, y eso puedo suponer un alivio importante que nos haga pensar en cotas mayores. En el futuro, no podremos conformarnos con la salvación. Habrá que aprender a ser ambiciosos.
La afición racinguista ha vivido angustiada durante la última semana. Por fin conocíamos la situación económica real del club. Las deudas, los pagarés, el riesgo de quiebra. El aire de misterio que ha rodeado a la venta del equipo no ha hecho más que empeorar las cosas. He visto a los aficionados escépticos, preocupados. No se acaban de creer nada.
Es más, todavía desconfían. Hoy han podido ver a Mister Alí. Han conocido al propietario, que se ha reunido con una representación de las peñas. Está aquí, que ya es algo. Pero aún con todo, la afición del Racing teme, siempre teme. ¿Un nuevo Piterman? Por aquí ya hemos vivido desembarcos parecidos que nos llevaron a correr serio peligro, y eso nos hace ser recelosos.
Es una buena oportunidad, hasta que se demuestre lo contrario, de tener confianza, esperanza e ilusión. Reconozco que escribo con precaución, con sumo cuidado. Habrá que ver los próximos pasos de este magnate indio que se ha convertido en nuestro mecenas. Una desconfianza que probablemente llevamos en los genes, es cierto.
He leído, he oído y he visto muchas tonterías durante los últimos días. Si el nuevo dueño fuera un constructor de nuestro país, seguramente hubiera recibido menos críticas que Alí Syed. Desgraciadamente el conservadurismo y el miedo a lo desconocido han vuelto a aparecer.
Muchos dicen: «Tiene intereses empresariales. Algo busca». Por supuesto. Igual que todos los propietarios anteriores que nos han llevado a la ruina. ¿Uno más? Tal vez. No tenemos más remedio que fiarnos del Gobierno de Cantabria, que ha sido el encargado de analizar la operación y de acreditar su solvencia. Hoy he visto a Miguel Ángel Revilla sonriente, agasajando al recién llegado.
La foto que hoy puede ser un tanto a su favor, mañana puede convertirse en un lastre. Cada uno arriesga lo que quiere. Los racinguistas, sin embargo, no podemos hacer otra cosa que fiar nuestro presente y nuestro futuro más cercano a lo que decida Mister Alí. Eso o la ruina, claro.
La presentación de Alí Syed ha sido uno de los acontecimientos médiaticos del año en Cantabria. Casi un centenar de periodistas nos hemos mordido las uñas durante más de dos horas de espera. Nervios, tensión y escepticismo.
En las distancias cortas, el empresario ha transmitido una buena impresión. Le encantan las fotos. No ha parado de sonreír, de saludar, de prestarse a todas las poses que le han pedido los compañeros de la prensa gráfica. Un breve discurso en inglés y la negativa a responder preguntas hasta después del partido del lunes.
Me muero de ganas por ver como se comporta la grada en el encuentro frente al Valencia. Un duelo entre el escepticismo y la ilusión. Así están las cosas.