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Un poco de contextualización nunca viene mal. Esta mañana, con las prisas y con las risas, sólo me molesté en colgar el vídeo, para que todo el mundo pudiera disfrutar de una de mis canciones favoritas.

No sé quién ha hecho el montaje, pero lo felicito. Yo lo he encontrado a través de Twitter. ¡Por fin empiezo a sacar partido a las redes sociales!

Para los despistados, y sobre todo, para los de fuera de Cantabria, los intérpretes principales son José María Fuentes-Pila, candidato a la Alcaldía de Santander por el PRC, (arriba), e Iñigo de la Serna, actual alcalde de la ciudad y en las filas del Partido Popular (abajo).

No podemos olvidar tampoco la participación estelar de Eugenia Gómez de Diego, aspirante a alcaldesa por el PSOE santanderino, haciendo los coros.

Aunque hay vallas publicitarias por toda la ciudad, las que se han usado para el videoclip están a unos pocos metros de mi casa. Prometo que no los había escuchado cantar hasta ahora…

Pues eso. Que les duele la cara de ser tan guapos.

*****ACTUALIZACIÓN: Incorporo a esta entrada la fotografía que aporta Eugenia Gómez de Diego en su blog, y que completa el vídeo con el que TODOS nos hemos reído tanto en los últimos días.

Superhéroes«Seré  breve». Así es como suele comenzar sus alocuciones nuestro protagonista de hoy. Me permito honrar de esta manera al héroe del día. Me falta su media sonrisa, su caída de ojos y sus trajes elegantes. De momento, le imito  simplemente en su discurso, que no es poco.

Y seré breve porque a estas horas, todos estaréis enterados de lo que es la noticia del día:

El alcalde de Santander y su escolta atrapan a un ladrón en plena huida

Que diga que es la noticia del día no es un hecho al azar, no trato de exagerar a través de una anécdota. A estas horas, a punto de acabar la jornada, las peripecias de Íñigo de la Serna se sitúan como lo más visto en la página web de El Diario Montañés.

El texto, que firma Gonzalo Sellers, no deja lugar a dudas sobre la valentía de nuestro regidor municipal:

A las 14.30 horas del pasado martes, E. F., un delincuente habitual conocido por la Policía Nacional, entró en el establecimiento y segundos después salió con 313 euros en ropa robada bajo el brazo. El dueño de la tienda, al percatarse de lo ocurrido, salió corriendo detrás de él, y los dos emprendieron una persecución por las calles de la ciudad. Pero todavía faltaban por aparecer dos actores protagonistas en esta película.

El alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, y su escolta acababan de salir del Ayuntamiento en el coche oficial cuando, a la altura de la calle Cádiz, se fijaron en el joven con chándal y sudadera azul que corría «a toda pastilla», según testigos del suceso, mientras era perseguido, a una distancia de 30 metros, por el dueño de la tienda.

La persecución continuó por las calles Lealtad, Isabel II y, de nuevo, por Cádiz. Ladrón y víctima a pie, y alcalde y guardaespaldas en coche mientras llamaban a la Policía y buscaban un lugar para poder interceptarlo. Tras esos minutos de incertidumbre, el conductor del vehículo oficial se adelantó y lo detuvo junto al Hotel Bahía. Del interior salieron De la Serna y su escolta, que es agente de la policía nacional.

Según los testigos de la escena, el ladrón, al verse acorralado, tiró la ropa al suelo, pero no pudo evitar que el guardaespaldas del alcalde le inmovilizara. Mientras se revolvía en el suelo, el joven increpó al policía: «¡Quítame las manos de encima o vas a tener problemas!». De la Serna le respondió: «No, el problema lo vas a tener tú porque este señor es policía». Y, entonces, el delincuente comenzó a pedir disculpas. El escolta lo llevó posteriormente a Stradivarius donde fue detenido por la Policía.

Algunos de los que vieron la escena desde el coche tocaron el claxon mientras se dirigían al alcalde. «Es que tengo que estar en todo», bromeó De la Serna.

Tanto el ladrón como el propietario de la tienda comparecerán en el juicio rápido que tendrá lugar, presumiblemente, esta semana. Al delincuente no le espera más que una sanción económica al tratarse de una falta -sólo es delito cuando lo robado supera los 400 euros-.

Como os decía, seguramente a estas alturas ya estaréis enterados todos, pero me permito aportaros el texto para para los que no tenéis el gusto de leer El Diario Montañés todos los días. Que haberlos, haylos, me consta.

Varias consideraciones. En primer lugar, ¿cuánta ropa robó ese chico? Como me decía esta mañana una compañera, teniendo en cuenta que estamos en rebajas y que los precios de Stradivarius no son excesivamente prohibitivos, ¿cómo iba de cargado para llevar 313 euros en trapitos?

Más cosas. Para los que no conozcan Santander, desde la tienda de la que estamos hablando hasta el lugar en el que fue detenido el supuesto ladrón habrá, aproximadamente, 260 metros. A pie, tres minutos. Cargado de ropa robada… ¿un poco menos? ¿En coche? Imposible de calcular. Depende del tráfico.

No podemos negar que la noticia tiene su colorido. Una persecución propia de uno de esos programas estadounidenses de Breaking News. El alcalde, el escolta y el conductor, en el vehículo. El ladrón adolescente, corriendo. A pocos metros de él, el propietario de la tienda. En las atestadas aceras del centro, cientos de fumadores presenciando la escena. Impresionante, sin duda. Desde luego, una noticia de portada.

Según se puede leer en el texto, «el conductor del vehículo oficial se adelantó y lo detuvo junto al Hotel Bahía». Según los testigos de la escena, –y sigo citando la noticia–, «el ladrón, al verse acorralado, tiró la ropa al suelo, pero no pudo evitar que el guardaespaldas del alcalde le inmovilizara».

No sé qué me pasa, pero no logro ver por ningún lado la intervención del alcalde. ¿Qué hizo Iñigo de la Serna? ¿Tener guardaespaldas y coche oficial? ¿En serio que esto es una noticia o un chascarrillo?

Aunque para bromas, la del alcalde: «Es que tengo que estar en todo» . Aplausos del público y se cierra el telón de esta comedia bufa. Le faltó decir: «Soy imprescindible para esta ciudad. No podéis vivir sin mi». También en bromas, ¿eh? Por supuesto.

Tras anteriores entregas del Alcalde-Superhéroe, después de su lucha contra Los Villanos de la Tierruca, –léase Agustín Ibáñez, Miguel Ángel Revilla o Dolores Gorostiaga–, tras su enfrentamiento con los molinos de viento cuál Quijote del siglo XXI, El Intocable nos deleita en esta ocasión, con una nueva victoria contra El Imperio del Mal y los Ladrones del Stradivarius. Otra vez, el personaje convertido en noticia.

Pretendía ser breve, pero no lo he conseguido. También pretendía hacer un relato de humor, pero se me ha escapado la mala leche. Igual es que este asunto no tiene ni pizca de gracia.

El alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, es INTOCABLE para los medios de comunicación de Cantabria. Es la esperanza, el futuro, el candidato perfecto. La prensa conservadora confía en él para acabar con dos legislaturas en las que nuestra comunidad autónoma ha estado gobernada por las huestes socialistas y regionalistas.

El alcalde, además, está encantado de interpretar ese papel. Le gusta ser el salvador de la patria, y se encarga de demostrarlo iniciando campañas mediáticas, día sí y día también, contra el Gobierno regional.

El AVE, La Remonta, la reordenación de los espacios ferroviarios o portuarios, Las Llamas, Santander 2016, el desarrollo eólico, o la última, el TUS, el Transporte Urbano de Santander.

Vale cualquier cosa. Para generar ruido y desgastar al Ejecutivo autonómico siempre cuenta de su lado con los palmeros que esperan mucho de De la Serna. Se trata de una continua campaña electoral.

Íñigo de la Serna y todo su equipo han interiorizado hasta tal punto esa sensación de ser LOS INTOCABLES que no toleran la más mínima crítica a su gestión. La oposición en el Ayuntamiento no existe. Los miembros del equipo de Gobierno del Consistorio son INMUNES, a la equivocación y a cualquier tipo de accidente. ¿A qué mola?

Y no lo digo yo. Lo podéis ver en esta fotografía de Carlos Pereira, publicada en EL MUNDO CANTABRIA. Íñigo de la Serna y su escudero César Díaz son los que van sin casco. Por si había dudas…

Como os decía: Con casco, la prensa. Sin él, los políticos. Dando ejemplo, claro. Hay que salir guapos en televisión.

Eran otros tiempos...

Aguirre y Revilla

En los dos últimos meses, por distintos motivos, he visitado Cáceres, Oviedo, San Sebastián y Zaragoza. Además, lógicamente, de Santander. Todas estas ciudades tenían en común su aspiración de convertirse en Capital Europea de la Cultura en 2016.

 

El interés era el mismo, aunque el éxito ha sido dispar. Vascos y aragoneses pasaron el primer corte en la selección, mientras que extremeños, asturianos y cántabros han quedado apeados de la ‘competición’. Y precisamente, estas tres ciudades aparecían como las más votadas en la web habilitada al efecto, y entraban también en todas las quinielas como favoritas para continuar en la pugna.

Ya lo hemos comprobado, de poco ha servido. De todas formas, en mi estancia en todas ellas he podido comprobar algún elemento común. Por ejemplo, la abundancia de carteles publicitarios y logos representativos. Aquí, Santander ganaba por goleada. ¿Más cosas? Actividades callejeras y, sobre todo, el desconocimiento más absoluto de los ciudadanos sobre el funcionamiento del proceso de selección.

Ni en Cáceres, ni en Oviedo, ni en San Sebastián ni en Zaragoza he encontrado a nadie que me dijera que Santander tenía opciones reales. Que era una dura competidora. Entre otras cosas, porque muchas de las personas con las que he podido hablar desconocían que Santander era una de esas quince ciudades que han quedado reducidas a seis tras el corte.

Desde que nuestra ciudad ha quedado eliminada, se ha instalado en los medios de comunicación regionales un debate sobre la Fundación 2016, sobre el proyecto que presentábamos y sobre el futuro que le espera.

Un debate que se reduce a la anécdota. Han pasado ya dos semanas desde la tarde en la que el jurado no pronunció el nombre de Santander, y las posturas de los líderes (y no tan líderes) políticos, han sido de lo más variopintas: Desde la espantada de unos (léase Miguel Ángel Revilla); a la huída hacia adelante de otros (Íñigo de la Serna); o la desaparición momentánea de algunos muy presentes durante todo el proceso (Francisco Javier López Marcano).

Concejales, diputados, opinadores profesionales… Fuera de este ranking dejo al director de la Fundación 2016 y responsable de ‘El sueño de Europa’, Rafael Doctor. Su actitud arrogante, lastimera e incoherente se califica por sí sola.

¿A dónde quiero llegar? A que si realmente teníamos una candidatura potente y existía esa unidad institucional de la que tanto se hablaba (uno de nuestros puntos fuertes, se decía entonces), no entiendo el por qué del debate, de las críticas cruzadas y del aprovechamiento político del fracaso de Santander 2016.

¿Era ésta una propuesta comandada y dirigida por el Partido Popular en el Ayuntamiento? ¿Era la propuesta estrella del alcalde para esta legislatura ? ¿Oferta cultural o marketing político?

Bajo mi punto de vista, una simple anécdota a debate. Han pasado menos de quince días y la mayoría de los ciudadanos no se acuerdan ya. Están a otras cosas. ¿Y los políticos? Pues veremos, porque si la intención es alargar el asunto hasta las elecciones de mayo, queda cuerda para rato.

En los últimos días he leído encuestas de distinto tipo, a nivel nacional y regional, que hablaban de la desafección de los ciudadanos hacia la clase dirigente. Y no me extraña. Gana el menos malo, y, a veces, ni eso. Porque la alternativa no existe. Y hablo tanto del ámbito local, autonómico como estatal.

Las primarias de Madrid o los pitos a Zapatero en el desfile son, simplemente, eso: Anécdotas a debate. Problemas que solo preocupan a los que ocupan el espacio mediático en nuestro país.

La última y más graciosa es el encontronazo que ha tenido la esposa del Presidente Revilla con Esperanza Aguirre y su consejero de Transportes. Alta política.

Mientras, el paro, la educación, la vivienda o la sanidad pasan a un segundo plano. ¿Culpa de ellos o de todos nosotros?