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Capital de riesgo

Publicado: 8 diciembre, 2012 en Política, Vía52
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Madrid es capital a pesar de todo. En los últimos años se convirtió en un banco de pruebas, en un laboratorio en el que se ha experimentado con las políticas más destructivas y peligrosas para los ciudadanos. Se han degradado los servicios públicos hasta límites insospechados, se ha exprimido al contribuyente y se ha privatizado todo aquello que consideraron útil para hacer negocio. La palabra clave, el término que utilizan para justificar sus atropellos es “externalizar”. Lo puedes oír en boca de presidentes, ministros, alcaldes, consejeros o concejales.

Con la falsa teoría de que la gestión privada es más eficaz que la gestión pública, los responsables de la Comunidad y del Ayuntamiento de Madrid socaban su propia autoridad. No son capaces de hacerse cargo por ellos mismos de las tareas que les corresponden y a las que acceden por propia iniciativa, tras su paso por las urnas, y ceden el liderazgo a una iniciativa privada ávida de traducir su influencia policía en suculentos contratos. Es repetitivo, pero de vez en cuando tenemos que recordar que los servicios públicos no tienen por qué ser rentables económicamente. Algunos van más allá, y es su contenido social lo que los convierte en imprescindibles.

De todas formas, lo que pasa estos días en Madrid no es nuevo. Tampoco la capital tiene la exclusiva del desmantelamiento del estado del bienestar que sufren sus habitantes, pero lleva años de ventaja y marca el paso de los recortes sociales. También de las protestas. La podredumbre, la corrupción y el desprecio por lo público llegan más lejos que en otros territorios. O hay más focos, más cámaras que lo hacen visible.

La comunidad educativa y su marea verde, con padres, alumnos y profesores luchando por defender una educación cada vez más en peligro; la marea blanca del personal sanitario y de los pacientes de los hospitales y de los centros de salud de la región, que temen por un servicio cada vez más debilitado; los trabajadores del transporte, con huelgas continuas en metro, trenes y autobuses; el mundo de la judicatura, en pie de guerra contra el alcalde que abandonó la ciudad para ser ministro; los empleados de los servicios de limpieza; los periodistas, que vieron cómo la televisión autonómica pasó a ser un arma política arrojadiza hasta que su desprestigio y sus ruinosas cuentas la dirigen hacia la privatización. Incluso los policías han salido a la calle en defensa de sus derechos y se han manifestado en las calles de Madrid en contra de los recortes.

Protestas sectoriales que ponen de manifiesto un descontento generalizado, pero que no logran alzarse como símbolo de la resistencia y unir a una mayoría social que establezca los límites. Mientras eso no pase, nos seguiremos encontrando con medidas arbitrarias y con tristes excepciones dependiendo de quién sea el infractor de la ley de turno.

Artículo publicado en el blog de Vía52.

Los periodistas hemos interiorizado la máxima que defiende que nunca nos podemos convertir en el centro de la noticia. Nuestro trabajo debe ser discreto, para que la información y los verdaderos protagonistas de aquello que contamos tengan el espacio que merecen.

Salvo algunos casos de reporteros ‘estrella’, que también los hay, los periodistas disfrutamos con nuestra profesión y estamos acostumbrados a vivir en un segundo plano. No buscamos una recompensa, -al menos, no económica-, y afrontamos nuestro trabajo con una mezcla de vocación y compromiso social que no se reconoce habitualmente.

Nuestras condiciones laborales son malas, nuestros horarios son malos, nuestra credibilidad no pasa por buenos momentos. Los periodistas convivimos con la precariedad mientras soportamos unos niveles de exigencia y una presión social que no se corresponde con la realidad.

Mañana será San Francisco de Sales, patrón de los periodistas, pero tenemos poco que celebrar en el sector. Los tópicos y típicos titulares de «año negro para la profesión» se quedan cortos en este caso. A la crisis económica sumamos una crisis de valores y una reconversión tecnológica pendiente, lo que nos deja al borde del abismo.

Quizá no sea el momento más propicio para hacer autocrítica, en un mundo en el que la competencia es feroz y el corporativismo no se practica. Habrá tiempo para fustigarnos y para recrearnos en nuestros propios errores. Hoy lo que toca, lo que pretendo hacer, es un ejercicio de activismo.

Los periodistas debemos recuperar nuestro espacio. Debemos levantar la voz y sacar a la luz nuestros problemas. Sin caer en el ombliguismo, tenemos la obligación de defender la libertad de expresión y el derecho a la información como bienes imprescindibles para la democracia.

Vivo y trabajo en Cantabria. En los últimos meses se han celebrado elecciones autonómicas, locales y generales. Varios colectivos profesionales y asociaciones sectoriales han renovado sus directivas. En estos momentos está en marcha un proceso electoral en la Universidad de Cantabria y otro en la patronal cántabra.

Generalmente, somos nosotros los encargados de informar sobre estas convocatorias. Sin embargo, un mes después de que los periodistas de Cantabria acudiéramos a las urnas, seguimos sin conocer los resultados oficiales y la proclamación de la nueva Junta Directiva de la Asociación de la Prensa elegida en las urnas sigue sin producirse.

El poco prestigio profesional que teníamos se nos escapa entre los dedos, mientras que el cierre de medios de comunicación, los despidos y las reducciones de salario siguen su curso. Nadie levanta la voz. Nadie nos representa. Nadie nos defiende. Estamos haciendo el ridículo.

En un momento en el que necesitamos una Asociación de la Prensa de Cantabria fuerte y cohesionada, estamos dando un ejemplo de lo que no se debe hacer. Enfrentamiento, confusión y un sentimiento de inseguridad absoluto, en vez de sentar las bases de lo que tiene que ser el futuro. Tenemos espejos en los que mirarnos.

Mientras recuperamos la normalidad, el sentido común y la seriedad, hago mío el manifiesto que ha dado a conocer hoy la Asociación de la Prensa de Madrid.

Declaración de la Asociación de la Prensa de Madrid por un trabajo digno #gratisnotrabajo

La Junta Directiva de la Asociación de la Prensa de Madrid

Expone

QUE ha recibido numerosas quejas y denuncias sobre la existencia de ofertas de trabajo humillantes e indignas para periodistas.

QUE empresarios sin escrúpulos se permiten ofrecer a periodistas titulados el “pago” de 0,75 euros por una noticia de 800 caracteres o el de 2,50 euros por artículos de no menos de 250 palabras cada uno.

QUE mucho más humillante es la oferta que, en nombre de “un nuevo periódico nacional de tirada semanal», invitaba a periodistas licenciados a “incorporarse en régimen de colaborador y voluntario (sin retribución)”, en un proyecto de “máximo compromiso social y excelencia en la comunicación”.

QUE también tenemos denuncias sobre medios de comunicación consolidados, dirigidos por periodistas, que están promoviendo empleo sin salarios y becas sin remuneración.

QUE, en el colmo del despropósito, aparecen empresas que pretenden cobrar al periodista por trabajar en ellas, en lugar de pagarle.

QUE todas estas ofertas revelan la existencia de una preocupante e intolerable consideración social, laboral y salarial de los periodistas como mano de obra barata.

QUE los editores de medios de comunicación tienen que asumir su responsabilidad y frenar con la máxima urgencia esta situación de máxima precariedad, a la que no es ajena la oleada de despidos que soportamos. Esta responsabilidad se extiende al desamparo que sufren los colaboradores y “free lance” ante las durísimas condiciones de trabajo que les imponen, agravadas con impagos que se prolongan durante meses.

QUE unos periodistas mal pagados, y más si no perciben salario alguno, difícilmente podrán resistir las presiones de los poderes para mantener su independencia, que es precisamente el principal problema que sufren, según el reciente Informe de la Profesión Periodística.

QUE somos conscientes de que esta es una crisis muy dura, ya que se combinan la económica y la de modelo periodístico, pero alertamos de que su gravedad no debe impedir que reivindiquemos un derecho tan fundamental como es el de percibir un salario digno, como la Constitución reconoce a todos los españoles.

QUE se nos hace muy difícil admitir que quien ha creado, o quiera crear, un espacio de libertad como es un medio de comunicación, se atreva a plantear una oferta de trabajo sin salario, aprovechándose del alto número de parados que hay en nuestro sector, sobre todo entre los jóvenes.

Insta

Al Gobierno y a los partidos políticos a que cumplan su obligación de garantizar la libertad de prensa, una libertad que se desmorona, con consecuencias funestas para la democracia, si se toleran sistemas de trabajo que consisten en explotar a los periodistas sin salarios, es decir, en régimen de esclavitud.

Al Ministerio de Empleo y Seguridad Social a abrir inspecciones inmediatas a los medios y empresas que promueven las prácticas antes enunciadas y sanciones a todas aquellas empresas que incumplen las ordenanzas laborales en materia de empleo.

A los editores a respetar los derechos de los periodistas, en el entendimiento de que los medios no pueden sobrevivir si desprecian la profesionalidad de este colectivo con salarios indignos.

La Asociación de la Prensa de Madrid no está dispuesta a tolerar que los periodistas trabajen gratis y, quien quiera imponer este criterios en las redacciones, tiene que saber que esta asociación usará todos los medios legales a su alcance para que tales prácticas sean investigadas y, si procede, sancionadas.

#gratisnotrabajo

España es un país de forofos, en el que el ruido que se genera sobre un tema de conversación es inversamente proporcional a la importancia del mismo.

Vivimos en un estado en el que los jueces son conservadores o progresistas, los políticos son fachas o rojos, y en el que los ciudadanos o estamos con los sindicatos o apoyamos a la patronal. No hay término medio.

Muchas encuestas nos hacen elegir. ¿Qué somos? ¿Españoles? ¿Catalanes? ¿Vascos? ¿Gallegos? ¿Cántabros? ¿Ni una cosa ni la otra?

Estamos en un país en el que la escala de grises desaparece. Todo es blanco o negro. No podemos cuestionar la Ley de Partidos aunque nos parezca injusta y desproporcionada, porque nos acusarán de cómplices del etarra Troitiño. Y claro, nadie quiere ser amigo de Josu Ternera o de Arnaldo Otegui en estos tiempos.

Simplificamos.

Es difícil ser del Madrid y disfrutar del juego del Barça. Hoy que hay clásico, menos. Los madridistas no podemos pensar que Xavi, Iniesta o Puyol son excepcionales en lo suyo. Tenemos que defender a Cristiano Ronaldo y a Mourinho aunque no nos apetezca.

Nos gusta gritar y llevar la razón. Pocas veces nos paramos a escuchar, y casi nadie cambia de opinión por más argumentos que aportes para ello.

Defender una opción te sitúa en una trinchera insalvable. O estás conmigo, o estás contra mi. Compramos el periódico que encaja ideológicamente con nuestros postulados. Los demás, mienten. Nadie apenas se plantea el sano ejercicio de leer lo contrario a lo que piensa. A veces, lo prometo, algo tan sencillo te aporta puntos de vista distintos.

Vivimos en un estadio de fútbol.

Estamos acostumbrados a buscar culpables, para todo. Rara vez nos acordamos de buscar soluciones, que es lo que necesitamos.

Mucho ruido y pocas nueces, en definitiva.

Hegemonía culé

Publicado: 30 noviembre, 2010 en Deporte, Fútbol
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Tantas semanas hablando de ello, y al final, no hubo partido. El ‘Clásico‘, como los cursis llaman ahora al BarçaMadrid, duró diez minutos como mucho. Lo que tardó Xavi en hacer el primer gol de la noche. La diferencia en juego y en actitud fue tan grande que los hombres de Mourinho quedaron en ridículo. Por bocazas.

Si se trataba de decidir la hegomonía del fútbol mundial, la cosa no tuvo color: El Barcelona es el mejor equipo del Siglo XXI. El estilo de juego, la concepción futbolística, la filosofía  de los culés está, hoy en día, a años luz del macroproyecto de Florentino Pérez. Un nuevo fracaso para el empresario.

Víctor Valdés, Gerard Piqué, Carles Puyol, Xavi Hernández, Andrés Iniesta, Pedro Rodríguez, Leo Messi, Bojan Krkic, Jeffren Suárez o Pep Guardiola son producto de La Masía. Comparten una idea, un sentimiento. Anoche dieron una exhibición, cada cuál en su parcela. Las combinaciones, los desmarques, la agresividad que demostraron durante todo el partido fue demasiado para un Madrid que había dejado buenas sensaciones en este inicio de campeonato.

La diferencia fundamental entre Messi y Cristiano Ronaldo está en que el argentino cuando no marca, asiste. No protesta, no hace gestos a la grada, no es tan mediático, pero sí mucho más efectivo. Podríamos decir lo mismo de Guardiola y Mourinho. Representan dos modelos muy diferentes, interesantes ambos, pero con una distinción: El respeto hacia el adversario. El Barça hizo ayer su fútbol. El Madrid no fue capaz de tirar ni un contraataque con peligro.

¡Y que decir de Xavi! Si alguien tenía dudas, en este último partido demostró por qué debe ser el Balón de Oro en 2010. Es el líder moral del campeón de Liga y Copa, el cerebro de la Selección campeona de Europa y del Mundo. Juega como nadie. Dirige, toca, reparte. No falla nunca. Y a veces marca, como ayer. Un fenómeno que está cerca de ser el mejor jugador español de la historia. Su fútbol elegante y elaborado es único.

Nos toca escuchar mucho lo de la manita. Ha sido un resultado que pasará a la historia del fútbol en nuestro país. ¿Queda Liga? Habrá que ver. Ayer no todo fue el resultado. También hay que saber perder, y ahí, el Real Madrid decepcionó aún más que con su juego. Las tanganas, las protestas, las tarjetas, las agresiones de Sergio Ramos antes de finalizar el encuentro dejaron muy mal sabor de boca a los aficionados madridistas.

La prepotencia con la que se ha empleado el club blanco durante los últimos años está haciendo que cada partido fuera de casa se convierta en una tortura.  El Madrid ha ganado fans en Asia y los ha perdido en Soria. Los niños son ahora del Barça.

Dos apuntes extra-futbolísticos antes de acabar. Por un lado, el árbitro. No confiaba en Iturralde González. Un colegiado al que le gusta generalmente convertirse en el foco de atención. Ayer no fue el caso. Hizo un buen partido. Tuvo errores, pero no determinantes. Dejó jugar y aplicó bien la ley de la ventaja. Habló con los jugadores y trató de templar los ánimos.

Por otro lado, quería hablar de la retransmisión. En mi opinión, fue muy mala, lenta. El realizador se perdió en planos cortos, repeticiones a cámara super-lenta incluso con el balón el juego. El Barça juega demasiado rápido como para perderlos de vista. Que se lo digan a los centrales del Madrid.

Vi el Barcelona-Real Madrid en una sala de cine. La experiencia fue interesante, aunque un poco descafeinada porque el público no está acostumbrado a gritar en un lugar como ese. Faltaron aplausos, ruidos, risas y lágrimas. Aunque lo que quedó claro es que este Barça tiene un juego que parece ciencia-ficción.

Una recomendación: No veáis la gala de los Oscars de este año. El premio a la mejor dirección será  para Pep Guardiola. El de mejor actor protagonista para Xavi Hernández.