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Cuando leo las crónicas que los corresponsales españoles mandan desde Túnez, Egipto, Irán, China, Libia, o Japón, más recientemente, entiendo el nivel del Periodismo en España: Los buenos están fuera. Los malos nos quedamos aquí, muriéndonos de envidia.

En varias ocasiones he escrito sobre Enric González o sobre Gervasio Sánchez, dos referentes. Es imperdonable que a estas alturas no lo haya hecho de Manu Leguineche, el padre de todos los corresponsables españoles, o de Ryszard Kapuściński, el gurú del periodismo de trinchera.

Pensando en todo esto me he acordado de un libro que se titula ‘Seguiremos informando, y que tal y como explica en el inicio, recopila a lo largo de sus páginas, historias, crónicas o reportajes elaborados por periodistas apasionados con lo que hacen, enamorados de su profesión, poniendo todos sus sentidos y absorbiendo cada instante, por muy crudo y peligroso que sea, para trasladárselo a lectores, oyentes o telespectadores.

Dicen con acierto que estos profesionales del medio tienen en común el haber sido ganadores del Premio de Periodismo en memoria de Cirilo Rodríguez, y sobre todo, que aunque quizá no estén todos, la representación es extraordinaria, y con la idea común de que con el trabajo que han elegido están defendiendo la esencia del Periodismo.

Además de alguno de los mencionados, en este libro se pueden leer textos magníficos escritos por Rosa María Calaf, Evaristo Canete, Fernando Jaúregui, Ander Landaburu, Enrique Meneses, Arturo Pérez-Reverte, Javier del Pino o Fran Sevilla.

Para tenerlo en la mesita y repasarlo cada poco tiempo.

Lo mejor de todo: Que sigan informando.

Ayer mencioné de pasada las ‘Historias de Roma’ de Enric González y no quiero que este hecho pase desapercibido. Un libro que se debería convertir en una guía para todo aquel que quiera ir a la capital de Italia a disfrutar de su historia, de sus gentes y de su comida, por ejemplo.

Como ya hizo con Londres o con Nueva York, el periodista aprovecha sus mejores anécdotas para hacer una radiografía del país en el que trabaja. Y no son pocos los lugares de los que puede hablar, porque Enric González también ha sido corresponsal de EL PAÍS en París, Washington o Jerusalén. Entre sus próximos objetivos están Tokio, Pekín o Buenos Aires.

Y pese a todo, suele decir que la vida de un corresponsal no es tan bonita como él mismo la pinta en sus historias. Eso es solo una parte. Dice que la otra está hecha de inseguridades, de aprendizajes más o menos arduos, de cambios intempestivos, de urgencias, de renuncias, de distancias.

De hecho, considera que un corresponsal es un tipo que se despierta por las mañanas con una naúsea en el estómago y la convicción de que su despido es inminente. Enric González defiende que el empleo de los corresponsales empieza a ser considerado un lujo superfluo en una industria, la periodística, que vive en crisis económica y existencial. Y pese a todo, disfruta de su trabajo.

Por esto y por otras muchas cosas, me gusta leer y aprender de Enric González. Muy probablemente, se convertirá en un habitual de este blog.

Igual que lo será otro corresponsal al que admiro, John Carlin. Seguro que muchos le conocéis porque es el autor de ‘El Factor Humano’, el libro que inspiró la película ‘Invictus’, protagonizada por Morgan Freeman y Matt Damon y dirigida por Clint Eastwood.

Y no es corresponsal, pero también merece la pena leer a Santiago Segurola. Los tres, González, Carlin y Segurola, escriben sobre fútbol y demuestran que no es necesario ser un burro para practicar el Periodismo deportivo.

Sus crónicas, sus artículos de opinión, sus reportajes… Su trabajo es muy distinto pero comparte una característica esencial: El buen gusto. También  demuestran un conocimiento exhaustivo de los temas que tratan. No sé si se conocen, pero pagaría la comida si me dejan asistir luego a la sobremesa.

Enric González
El ‘maestro’ Enric González

La semana pasada volví a clase. Hace tres años que me licencié en Periodismo, y en este regreso a las aulas he tenido una visión muy diferente, otras ganas, una actitud distinta a la que tuve, sobre todo, durante mis años en la Universidad. O eso creo.

He notado una diferencia sustancial: Me apunté a un curso sobre diseño y comunicación empresarial por simple interés. Como ha ido cumpliendo con mis expectativas iniciales, he hecho el esfuerzo de sacrificar mis tardes para asistir y aprender conceptos interesantes que no dominaba.

Temas que no están directamente relacionados con mi trabajo, con mi profesión, pero que me han hecho pensar y hablar mucho sobre Periodismo. Al fin y al cabo, aunque no me dedico a la Publicidad, vivo de ella. Como todos los que trabajamos en un medio de comunicación.

Me he mantenido ocupado, y de esta forma he podido evitar escribir sobre anécdotas: El puro de Revilla, la muerte del ‘Pulpo Paul’ o los insultos de Arturo Pérez Reverte a Miguel Ángel Moratinos. Por ejemplo.

Enric González dice en su último libro, ‘Historias de Roma’, que cada uno es libre de dar a su vida el sentido que le apetezca. Insiste en que para él, la vida es educación, un proceso de aprendizaje. Eso sí, precisa que no habla de alcanzar algún tipo de sabiduría, sino de enterarse, dentro de lo posible, de cómo funciona el mundo.

Yo no lo hubiera dicho mejor, así que utilizo sus palabras. Un motivo más para leer este libro del que os hablo. O todos los anteriores escritos por él. O ahora, sus crónicas desde Jerusalén. Por algo es un referente, un maestro.