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Buenafuente tuvo ayer la suerte de contar como invitado con Iñaki Gabilondo. Suerte para él y para todos los que pudimos disfrutar de la entrevista. Se notaba que Andreu estaba especialmente ilusionado. De todas formas,  poco análisis se puede hacer del encuentro.

Lo mejor es verlo, sacar la libreta y apuntar, palabra por palabra, todo lo que dijo Iñaki. Una lección de periodismo, un ejemplo de profesionalidad y una demostración de modestia.

Sin palabras. Qué maravilla!

Ángel MartínParece que se confirma la noticia: Ángel Martín deja ‘Sé lo que hicisteis’. Después de casi cinco años al frente del programa, como copresentador y guionista, el catalán aduce motivos personales. Está cansado, física y mentalemente. Deja la tele.

En mi opinión, es una verdadera lástima. Perdemos a una de las personas más combativas contra la telebasura. Con sus luces y sus sombras, pero que consiguió hacer temblar durante un tiempo a todo un gigante como Telecinco.

En su haber le apuntaremos el acoso y derribo contra ‘El Tomate’. Cierto que de poco nos ha servido, que ahí tenemos a Jorge Javier y a toda su troupe en un ‘Sálvame‘ más abyecto aún que su antecesor, pero Martín ganó la batalla durante algún tiempo.

Esta despedida pone además en entredicho el futuro de ‘SLQH’. El programa ha ido perdiendo audiencia y frescura en su última etapa, y la marcha de una de sus caras más reconocidas lo deja herido de muerte. La competencia de Cuatro, con un programa como ‘Tonterías las justas, dirigido a un público similar, hará el resto.

Hablaba antes de las luces y de las sombras de este programa. En sus inicios se convirtió en un reducto para descontentos. Ponía el foco sobre los «periodistas» del corazón. Sobre sus prácticas, sobre sus mentiras, su manipulación. Hablaba claro y no dejaba títere con cabeza. Lógicamente,los chicos de La Sexta se ganaron muchos enemigos.

Luego, tengo que reconocer que cayeron un poco en la monotonía. Les ha sido muy complicado remontar después de la prohibición –absolutamente incomprensible bajo mi punto de vista– de emitir vídeos de otras cadenas.

Les pongo otro pero: el uso de caras bonitas, no excesivamente preparadas, para actuar como reporteras o colaboradoras. A los chicos se les pide ser graciosos. El propio Ángel, Miki Nadal, Dani Mateo o Alberto Casado son la muestra. Las chicas tienen una característica común: Están buenísimas. A las portadas de FHM me remito, por ejemplo.

Eso, en principio, no tendría por qué ser un handicap, estoy de acuerdo. Al contrario. El problema es la calidad de sus intervenciones.

La semana pasada pude comprobar en persona cómo trabajan. Paula Prendes, guapísima, se desplazó a Cantabria para cubrir el preestreno de ‘Primos‘, la última película de Daniel Sánchez Arévalo. Me moría de vergüenza mientras veía como una chica, normal y corriente, le escribía las preguntas a la reportera.

Unas preguntas que Prendes repetía una y otra vez, hasta que la toma era buena. Parece que los actores, los políticos o los cantantes prefieren «arrimarse» a una chica guapa para ser entrevistados. Se prestan más fácil a según qué cosas.

Pero este artículo no pretende ser una crítica hacia ‘SLQH‘. Más bien, una necrológica. Se va Ángel y lo van a notar. No sólo porque su sección era fundamental para el programa, sino porque ejercía de guionista y actuaba como cabeza pensante dentro del formato.

Destacaría que, al fin y al cabo, se trata de una decisión personal. No parece que tenga nada que ver el dinero o con desavenencias dentro del equipo. Da la impresión de que ya no se creía lo que estaban haciendo. No está satisfecho con el producto y actúa en consecuencia, con valentía.

Algo parecido a lo que hizo Eva Hache, ahora de vuelta con gran éxito. La humorista retoma ‘El Club de la comedia‘ en La Sexta y el público la ha acompañado. Yo entre ellos.

Buen debut de un veterano programa que ha pasado por casi todas las cadenas. En esta ocasión, con buenos monologuistas y programado en el prime time de los domingos, le depara un futuro prometedor.

Por cierto, que después de ‘El Club de la comedia‘ pude ver el ‘Salvados‘ de Jordi Évole, dedicado al conflicto entre israelíes y palestinos. El espacio de El Follonero es de lo mejor que se está haciendo hoy en día en la televisión. Original, inteligente, arriesgado y comprometido.

Y que conste, no me paga La Sexta.

‘El Intermedio’ es un programa de humor que hace periodismo. El Gran Wyoming es un médico que acabó siendo cómico y que cada noche da ejemplo de integridad. Beatriz Montañez sí es periodista, y se nota en cada una de sus intervenciones, aunque deje a la profesión «con el culo al aire».

'El Intermedio'

'El Intermedio'

‘La Noria’ es un programa que pretende ser de debate, realizan entrevistas a personajes relevantes, colaboran periodistas «supuestamente» serios, –otros no tanto–, y quieren dar ejemplo, marcar la pauta de la actualidad. Sin embargo, practican la casquería.

Sábado tras sábado hacen el ridículo más absoluto. Son uno de los máximos exponentes de lo que se llama ‘telebasura’, y el nombre se les queda, día tras día, corto a todas luces.

Este último fin de semana Jordi González y sus tertulianos dedicaron su tiempo a hurgar en la muerte de Antonio Puerta. La hermana del fallecido intervino a través del teléfono y les humilló al máximo. Les acusó, entre otras cosas, de colaborar en el «hundimiento» de su hermano. De lucrarse con su muerte.

Ninguno de los presentes fue capaz de dar un argumento válido para rebatir esta idea. Al menos, mientras Isabel Puerta estaba en disposición de contestarles. En cuanto tuvieron vía libre, se desató la jauría. María Antonia Iglesias, Jaime Peñafiel, Isabel Durán o el propio ‘moderador’ se despacharon a gusto.

Insisto: Vísceras, sangre y malos modos. Casquería en estado puro. Me quedo con las risas, el humor y la autocrítica de Wyoming y Montañez.

Por cierto, este sábado estará en ‘La Noria’ el presidente catalán, José Montilla. Por el plató de Telecinco han pasado, entre otros, Miguel Ángel Revilla, José Blanco o Trinidad Jiménez. Políticos con responsabilidades importantes que piensan, supongo, que el fin justifica los medios. Allá ellos, pero, ¿todo vale?