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Un poco de contextualización nunca viene mal. Esta mañana, con las prisas y con las risas, sólo me molesté en colgar el vídeo, para que todo el mundo pudiera disfrutar de una de mis canciones favoritas.

No sé quién ha hecho el montaje, pero lo felicito. Yo lo he encontrado a través de Twitter. ¡Por fin empiezo a sacar partido a las redes sociales!

Para los despistados, y sobre todo, para los de fuera de Cantabria, los intérpretes principales son José María Fuentes-Pila, candidato a la Alcaldía de Santander por el PRC, (arriba), e Iñigo de la Serna, actual alcalde de la ciudad y en las filas del Partido Popular (abajo).

No podemos olvidar tampoco la participación estelar de Eugenia Gómez de Diego, aspirante a alcaldesa por el PSOE santanderino, haciendo los coros.

Aunque hay vallas publicitarias por toda la ciudad, las que se han usado para el videoclip están a unos pocos metros de mi casa. Prometo que no los había escuchado cantar hasta ahora…

Pues eso. Que les duele la cara de ser tan guapos.

*****ACTUALIZACIÓN: Incorporo a esta entrada la fotografía que aporta Eugenia Gómez de Diego en su blog, y que completa el vídeo con el que TODOS nos hemos reído tanto en los últimos días.

El futuro del RacingPues ya esta aquí, ya no hay duda. Se acabó el escepticismo y la incertidumbre. Está confirmado. Lo he visto con mis propios ojos. El Racing tiene nuevo dueño.

Ahsan Alí Syed llegó esta mañana a Santander, firmó lo que tenía que firmar, y el lunes estará en el palco de El Sardinero presidiendo el partido que jugaremos contra el Valencia.

Han sido casi diez días de confusión, de informaciones cruzadas, de dudas y de misterio. Este empresario indio es un gran desconocido, no solo en Cantabria. Finalmente, parece que ha pasado todos los filtros financieros necesarios y desde hoy mismo escribe una nueva página en la historia de nuestro club. Su club.

Llega con avión privado, con un equipo de seguridad importante y esperemos que con dinero. De momento, se ha hecho con el 80 por ciento de las acciones y se hará cargo de la deuda que el Racing tiene con la Agencia Tributaria. También hará frente al crédito participativo que mantenía el Gobierno de Cantabria a través de la empresa pública CANTUR y promete fichajes.

Bueno, en realidad, durante la rueda de prensa multitudinaria que ha dado hoy en el antepalco de los Campos de Sport, lo que ha dicho es que no es un hombre de promesas, que le gustan las realidades. Todos hablan de Nicola Zigic. Probablemente, habrá más incorporaciones. Estamos a la expectativa.

Lo que está claro es que se abre una nueva etapa, diferente a todo lo que hemos vivido hasta el momento en Santander. Si se confirma la solvencia económica y la gestión eficaz, habrá hecho más por nuestro equipo que el 99 por ciento de los dueños anteriores. No estamos acostumbrados a vivir sin aprietos, y eso puedo suponer un alivio importante que nos haga pensar en cotas mayores. En el futuro, no podremos conformarnos con la salvación. Habrá que aprender a ser ambiciosos.

La afición racinguista ha vivido angustiada durante la última semana. Por fin conocíamos la situación económica real del club. Las deudas, los pagarés, el riesgo de quiebra. El aire de misterio que ha rodeado a la venta del equipo no ha hecho más que empeorar las cosas. He visto a los aficionados escépticos, preocupados. No se acaban de creer nada.

Es más, todavía desconfían. Hoy han podido ver a Mister Alí. Han conocido al propietario, que se ha reunido con una representación de las peñas. Está aquí, que ya es algo. Pero aún con todo, la afición del Racing teme, siempre teme. ¿Un nuevo Piterman? Por aquí ya hemos vivido desembarcos parecidos que nos llevaron a correr serio peligro, y eso nos hace ser recelosos.

Es una buena oportunidad, hasta que se demuestre lo contrario, de tener confianza, esperanza e ilusión. Reconozco que escribo con precaución, con sumo cuidado. Habrá que ver los próximos pasos de este magnate indio que se ha convertido en nuestro mecenas. Una desconfianza que probablemente llevamos en los genes, es cierto.

He leído, he oído y he visto muchas tonterías durante los últimos días. Si el nuevo dueño fuera un constructor de nuestro país, seguramente hubiera recibido menos críticas que Alí Syed. Desgraciadamente el conservadurismo y el miedo a lo desconocido han vuelto a aparecer.

Muchos dicen: «Tiene intereses empresariales. Algo busca». Por supuesto. Igual que todos los propietarios anteriores que nos han llevado a la ruina. ¿Uno más? Tal vez. No tenemos más remedio que fiarnos del Gobierno de Cantabria, que ha sido el encargado de analizar la operación y de acreditar su solvencia. Hoy he visto a Miguel Ángel Revilla sonriente, agasajando al recién llegado.

La foto que hoy puede ser un tanto a su favor, mañana puede convertirse en un lastre. Cada uno arriesga lo que quiere. Los racinguistas, sin embargo, no podemos hacer otra cosa que fiar nuestro presente y nuestro futuro más cercano a lo que decida Mister Alí. Eso o la ruina, claro.

La presentación de Alí Syed ha sido uno de los acontecimientos médiaticos del año en Cantabria. Casi un centenar de periodistas nos hemos mordido las uñas durante más de dos horas de espera. Nervios, tensión y escepticismo.

En las distancias cortas, el empresario ha transmitido una buena impresión. Le encantan las fotos. No ha parado de sonreír, de saludar, de prestarse a todas las poses que le han pedido los compañeros de la prensa gráfica. Un breve discurso en inglés y la negativa a responder preguntas hasta después del partido del lunes.

Me muero de ganas por ver como se comporta la grada en el encuentro frente al Valencia. Un duelo entre el escepticismo y la ilusión. Así están las cosas.

Superhéroes«Seré  breve». Así es como suele comenzar sus alocuciones nuestro protagonista de hoy. Me permito honrar de esta manera al héroe del día. Me falta su media sonrisa, su caída de ojos y sus trajes elegantes. De momento, le imito  simplemente en su discurso, que no es poco.

Y seré breve porque a estas horas, todos estaréis enterados de lo que es la noticia del día:

El alcalde de Santander y su escolta atrapan a un ladrón en plena huida

Que diga que es la noticia del día no es un hecho al azar, no trato de exagerar a través de una anécdota. A estas horas, a punto de acabar la jornada, las peripecias de Íñigo de la Serna se sitúan como lo más visto en la página web de El Diario Montañés.

El texto, que firma Gonzalo Sellers, no deja lugar a dudas sobre la valentía de nuestro regidor municipal:

A las 14.30 horas del pasado martes, E. F., un delincuente habitual conocido por la Policía Nacional, entró en el establecimiento y segundos después salió con 313 euros en ropa robada bajo el brazo. El dueño de la tienda, al percatarse de lo ocurrido, salió corriendo detrás de él, y los dos emprendieron una persecución por las calles de la ciudad. Pero todavía faltaban por aparecer dos actores protagonistas en esta película.

El alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, y su escolta acababan de salir del Ayuntamiento en el coche oficial cuando, a la altura de la calle Cádiz, se fijaron en el joven con chándal y sudadera azul que corría «a toda pastilla», según testigos del suceso, mientras era perseguido, a una distancia de 30 metros, por el dueño de la tienda.

La persecución continuó por las calles Lealtad, Isabel II y, de nuevo, por Cádiz. Ladrón y víctima a pie, y alcalde y guardaespaldas en coche mientras llamaban a la Policía y buscaban un lugar para poder interceptarlo. Tras esos minutos de incertidumbre, el conductor del vehículo oficial se adelantó y lo detuvo junto al Hotel Bahía. Del interior salieron De la Serna y su escolta, que es agente de la policía nacional.

Según los testigos de la escena, el ladrón, al verse acorralado, tiró la ropa al suelo, pero no pudo evitar que el guardaespaldas del alcalde le inmovilizara. Mientras se revolvía en el suelo, el joven increpó al policía: «¡Quítame las manos de encima o vas a tener problemas!». De la Serna le respondió: «No, el problema lo vas a tener tú porque este señor es policía». Y, entonces, el delincuente comenzó a pedir disculpas. El escolta lo llevó posteriormente a Stradivarius donde fue detenido por la Policía.

Algunos de los que vieron la escena desde el coche tocaron el claxon mientras se dirigían al alcalde. «Es que tengo que estar en todo», bromeó De la Serna.

Tanto el ladrón como el propietario de la tienda comparecerán en el juicio rápido que tendrá lugar, presumiblemente, esta semana. Al delincuente no le espera más que una sanción económica al tratarse de una falta -sólo es delito cuando lo robado supera los 400 euros-.

Como os decía, seguramente a estas alturas ya estaréis enterados todos, pero me permito aportaros el texto para para los que no tenéis el gusto de leer El Diario Montañés todos los días. Que haberlos, haylos, me consta.

Varias consideraciones. En primer lugar, ¿cuánta ropa robó ese chico? Como me decía esta mañana una compañera, teniendo en cuenta que estamos en rebajas y que los precios de Stradivarius no son excesivamente prohibitivos, ¿cómo iba de cargado para llevar 313 euros en trapitos?

Más cosas. Para los que no conozcan Santander, desde la tienda de la que estamos hablando hasta el lugar en el que fue detenido el supuesto ladrón habrá, aproximadamente, 260 metros. A pie, tres minutos. Cargado de ropa robada… ¿un poco menos? ¿En coche? Imposible de calcular. Depende del tráfico.

No podemos negar que la noticia tiene su colorido. Una persecución propia de uno de esos programas estadounidenses de Breaking News. El alcalde, el escolta y el conductor, en el vehículo. El ladrón adolescente, corriendo. A pocos metros de él, el propietario de la tienda. En las atestadas aceras del centro, cientos de fumadores presenciando la escena. Impresionante, sin duda. Desde luego, una noticia de portada.

Según se puede leer en el texto, «el conductor del vehículo oficial se adelantó y lo detuvo junto al Hotel Bahía». Según los testigos de la escena, –y sigo citando la noticia–, «el ladrón, al verse acorralado, tiró la ropa al suelo, pero no pudo evitar que el guardaespaldas del alcalde le inmovilizara».

No sé qué me pasa, pero no logro ver por ningún lado la intervención del alcalde. ¿Qué hizo Iñigo de la Serna? ¿Tener guardaespaldas y coche oficial? ¿En serio que esto es una noticia o un chascarrillo?

Aunque para bromas, la del alcalde: «Es que tengo que estar en todo» . Aplausos del público y se cierra el telón de esta comedia bufa. Le faltó decir: «Soy imprescindible para esta ciudad. No podéis vivir sin mi». También en bromas, ¿eh? Por supuesto.

Tras anteriores entregas del Alcalde-Superhéroe, después de su lucha contra Los Villanos de la Tierruca, –léase Agustín Ibáñez, Miguel Ángel Revilla o Dolores Gorostiaga–, tras su enfrentamiento con los molinos de viento cuál Quijote del siglo XXI, El Intocable nos deleita en esta ocasión, con una nueva victoria contra El Imperio del Mal y los Ladrones del Stradivarius. Otra vez, el personaje convertido en noticia.

Pretendía ser breve, pero no lo he conseguido. También pretendía hacer un relato de humor, pero se me ha escapado la mala leche. Igual es que este asunto no tiene ni pizca de gracia.

El alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, es INTOCABLE para los medios de comunicación de Cantabria. Es la esperanza, el futuro, el candidato perfecto. La prensa conservadora confía en él para acabar con dos legislaturas en las que nuestra comunidad autónoma ha estado gobernada por las huestes socialistas y regionalistas.

El alcalde, además, está encantado de interpretar ese papel. Le gusta ser el salvador de la patria, y se encarga de demostrarlo iniciando campañas mediáticas, día sí y día también, contra el Gobierno regional.

El AVE, La Remonta, la reordenación de los espacios ferroviarios o portuarios, Las Llamas, Santander 2016, el desarrollo eólico, o la última, el TUS, el Transporte Urbano de Santander.

Vale cualquier cosa. Para generar ruido y desgastar al Ejecutivo autonómico siempre cuenta de su lado con los palmeros que esperan mucho de De la Serna. Se trata de una continua campaña electoral.

Íñigo de la Serna y todo su equipo han interiorizado hasta tal punto esa sensación de ser LOS INTOCABLES que no toleran la más mínima crítica a su gestión. La oposición en el Ayuntamiento no existe. Los miembros del equipo de Gobierno del Consistorio son INMUNES, a la equivocación y a cualquier tipo de accidente. ¿A qué mola?

Y no lo digo yo. Lo podéis ver en esta fotografía de Carlos Pereira, publicada en EL MUNDO CANTABRIA. Íñigo de la Serna y su escudero César Díaz son los que van sin casco. Por si había dudas…

Como os decía: Con casco, la prensa. Sin él, los políticos. Dando ejemplo, claro. Hay que salir guapos en televisión.

 

Mouro

El temporal

 

Los meteorólogos no dejan de sorprenderme. Hace unos meses nadie sabía lo que era una ‘ciclogénesis explosiva’. Ahora, ya hemos vivido tres.

En días como hoy, –o como ayer–, el tiempo se convierte en noticia de portada. Lluvia torrencial, rachas de viento de hasta cien kilómetros por hora, olas de diez metros, inundaciones, emergencias… Problemas para los ciudadanos. Para todos, en definitiva.

La información meteorológica se convierte en imprescindible. Hay que trasladar el aviso de alerta, ponerse a disposición de los servicios de Protección Civil y comunicar todas las dificultades que pueden afectar a nuestra audiencia.

Una situación real: Santander, doce de la mañana de un lunes lluvioso. El viento no ayuda. Se cae un andamio en pleno centro, en el Paseo Pereda. Por suerte, no hay víctimas, pero sí desconcierto. Calles cortadas y atasco kilométrico.

Un aviso por la radio con una intervención de los responsables de emergencias de la comunidad autónoma surte un mayor efecto que la desorganización y las malas prácticas de los efectivos de Policía Local que deben hacerse cargo de la situación.

Así de sencillo. Con información, todos los conductores, –también los peatones–, afrontamos el colapso con las ideas claras. Conocemos las alternativas.

Ahora bien, no perdamos la referencia. Dentro de poco llegará el crudo invierno, los temporales, y los problemas derivados del tiempo. Con ellos, las conexiones en directo de las televisiones españolas con sus corresponsales, muertos de frío, en algún punto indeterminado de la geografía nacional.

Periodistas contando que en invierno nieva. Sobre todo a determinadas alturas, claro. Seriedad, señores. Por eso, entre otras cosas, cada día pongo menos la televisión y confío  más en la radio.