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Asociación de la Prensa de Cantabria

La Asociación de la Prensa de Cantabria (APC) ha remitido un comunicado a todos sus asociados sobre la situación por la que atraviesa la profesión periodística, con el fin de concienciar a la sociedad en general acerca de los derechos vinculados al ejercicio y desarrollo de las libertades de expresión y de información, con el ruego de su máxima difusión. Este es el texto elaborado por la Junta Directiva:

«A escasos días de conmemorar la promulgación de la Constitución Española de 1978, cuyo artículo 20 garantiza los derechos vinculados al ejercicio y desarrollo de las libertades de expresión y de información, los periodistas y profesionales de la comunicación de Cantabria, junto al resto de compañeros de otros tantos puntos geográficos del país, nos hallamos inmersos en la traslación y visualización al conjunto de la sociedad, de una obviedad que hoy es preciso reafirmar aún más si cabe.

La afirmación «Sin periodismo no hay democracia», condensa e implícitamente contempla la gravedad del momento por el que atraviesa el ejercicio de la profesión periodística y por ende, las consecuencias que ello comporta para el ejercicio de los derechos y libertades constitucionales, como elementos básicos y fundamentales de nuestro sistema democrático.

Los profesionales de la comunicación de Cantabria, a través del ejercicio de nuestro compromiso profesional, íntimamente vinculado al compromiso social de trasladar con veracidad la realidad del entorno en que desarrollamos nuestra actividad, somos conocedores de primera mano de las situaciones de precariedad y dificultad que afectan y atenazan, como consecuencia de la crisis, a una gran parte de la población, entre los que se hallan muchos de nuestros propios compañeros.

Sirva como aproximación que, tras la aplicación de los últimos ERE en medios y editoras locales o regionales, y en distintos grupos de comunicación de ámbito nacional, donde Cantabria desgraciada y lamentablemente no ha sido excepción, no menos de 10.000 profesionales de la información, conforme a los datos aportados por el Observatorio de la Crisis de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), se encuentran en situación de paro en nuestro país.

La prevalencia de los resultados económicos empresariales, que mercantilizan la actividad, olvidando el compromiso social de la información periodística equidistante, veraz, y responsable, tanto por parte de determinados y equívocamente llamados periodistas como editores, han llevado al cierre a un buen número de empresas y medios de comunicación, y con ello al desempleo a profesionales de probado talento y valía.

Las prácticas de contratación, de dudoso contenido ético, de becarios sin experiencia, a cambio de salarios míseros y jornadas interminables, han sido y son constantes generando situaciones de precariedad laboral y salarial que condicionan y ponen en riesgo el desarrollo pleno del propio ejercicio profesional, lo que conlleva indefensión, ante situaciones de presión, y la pérdida del papel de contrapoder ejercido por y desde los medios de comunicación.

Aún con todo, los periodistas de Cantabria estamos plenamente convencidos y no tenemos duda alguna de que el periodismo sobrevivirá como elemento vital para el desarrollo de nuestra democracia y de nuestra sociedad en un clima de tolerancia y de convivencia.

Somos plenamente conscientes de que los periodistas seguiremos siendo necesarios para jerarquizar las noticias, confirmar su veracidad, contrastarlas y difundirlas bajo un paraguas ético y deontológico, como garantes que somos del derecho fundamental de los ciudadanos a recibir información libre y veraz.

Y por ello, los periodistas de Cantabria no permanecemos quietos e intentamos, con mayor o menor dificultad, plantar cara a la crisis promoviendo nuevos e innovadores proyectos y contenidos vinculados a la información sobre los que demandamos el seguimiento y atención por parte del conjunto de la sociedad.

Las instituciones y los ciudadanos tienen que saber que su futuro democrático y solidario necesita unos medios de comunicación potentes e independientes, con periodistas que, con su credibilidad, aporten elementos que ayuden a la ciudadanía a formarse su propia opinión porque, sin periodistas no hay periodismo y sin periodismo no hay democracia«.

Es una experiencia muy interesante pasar la tarde en una biblioteca pública repasando ejemplares atrasados de cualquiera de los periódicos que se editan en la Comunidad Autónoma. Cualquiera, da igual. Ni siquiera hace falta buscar una fecha concreta o profundizar en un tema específico. El experimento va a funcionar. Cantabria vive en un bucle infinito.

Nos podemos remontar cinco, diez, quince o veinte años en la hemeroteca. Es indiferente. Con un vistazo rápido a la portada, a los titulares principales, a las fotografías que ilustran las noticias podremos comprobar lo poco que hemos cambiado. La actualidad es nuestra tierra es reciclable.

Hay proyectos ‘estrella’, de los que todo el mundo habla un tiempo, hasta que pierden el interés de la opinión pública. Iniciativas que pasan a mejor vida, hasta que alguien las rescata de un cajón. Propuestas grandilocuentes, con las que prometen dar un nuevo aire a Cantabria, y de las que nadie se acuerda a estas alturas.

Se suele decir que el papel lo aguanta todo. El paseo por la hemeroteca es positivo para comprobar cuantas barbaridades tenemos que escuchar, ver y leer al cabo del día, con una paciencia eterna, haciéndonos los despistados y disimulando. Tenemos que fingir que nos dejamos engañar para que la cosa funcione. Para que siga su curso.

O no. También podemos revisar lo que dijeron unos y otros y dar a cada cual la credibilidad que merece. Y es que esa es otra de las características de la actualidad de Cantabria: las caras se repiten. El entramado político, empresarial, judicial, social, cultural o deportivo es el mismo. Por eso es aún más difícil creernos según qué cosas.

Los medios de comunicación ocupan su tiempo y su espacio con ejes estratégicos, planes especiales o proyectos singulares que solo existen en la imaginación de unos pocos y que solo tendrán su espacio en la memoria de un puñado de ciudadanos. Nos han perdido el respeto. La crisis sirve ahora de excusa, pero los cántabros somos reincidentes. Nos hemos acostumbrado a  las promesas incumplidas.

Artículo publicado en Enfocant.

La LXXI Asamblea General de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) aprobó el 14 de abril la convocatoria por parte de las asociaciones de prensa federadas y vinculadas de concentraciones simultáneas en toda España el próximo 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa, en las que se reivindique un periodismo digno. 

La resolución se tomó ante la actual situación de crisis generalizada en torno a nuestra profesión, con despidos masivos, precariedad laboral, intrusismo y ruedas de prensa sin preguntas. La convocatoria está abierta a todos los colectivos sociales que quieran sumarse.

 
1. Porque somos periodistas y nuestro deber es elaborar informaciones veraces, rigurosas, contrastadas y contextualizadas, no simplemente rellenar espacios vacíos en los medios de comunicación.

2. Porque no podemos aceptar ruedas de prensa sin preguntas y debemos acabar de una vez por todas con la estrategia de negar explicaciones a los ciudadanos #sinpreguntasnocobertura.

3. Porque no queremos ser meros distribuidores de información elaborada por los poderes políticos, económicos, culturales, deportivos y de cualquier otro sector.

4. Porque defendemos un periodismo libre de presiones y servidumbres políticas y económicas que nos devuelva la credibilidad ante la ciudadanía.

5. Porque los periodistas queremos asumir, con todas sus consecuencias, nuestro papel de garantes del derecho constitucional de los ciudadanos a una información veraz.

6. Porque demandamos una retribución digna por nuestro trabajo #gratisnotrabajo.

7. Porque no queremos que puestos estructurales de las redacciones sean ocupados por becarios y porque nos oponemos frontalmente a la desaparición de las redacciones de los periodistas experimentados, a los que se reemplaza con contratos de salarios indignos.

8. Porque queremos que se ponga remedio a la destrucción masiva de puestos de trabajo que están aplicando los editores en los medios de comunicación.

9. Porque queremos defendernos del intrusismo en nuestra profesión.

10. Porque rechazamos que los empresarios de los medios de comunicación antepongan los intereses económicos al derecho de los ciudadanos a estar verazmente informados, obviando los principios éticos y deontológicos de la profesión periodística.

La demagogia está de moda. Mentir, manipular y ofrecer datos sesgados son prácticas cada vez más extendidas en los medios de comunicación. La línea editorial es determinante a la hora de elegir qué se cuenta, cómo se hace y con qué objetivo. Las grandes corporaciones audiovisuales han comprometido la poca credibilidad de la que gozamos los periodistas, que somos vistos por los ciudadanos como parte del problema.

Somos responsables de un modelo que no hemos elegido, que sufrimos, pero que no denunciamos lo suficiente. Ante una crisis de tal envergadura, los periodistas callamos porque tenemos que comer cada día, pagar nuestras facturas y vivir lo más dignamente posible. Como todos. Somos culpables por omisión.

Ahora, cuando los recursos del Estado son insuficientes incluso para las necesidades más básicas, está a la orden del día apuntar hacia los presupuestos de los medios públicos, en los que se ha derrochado sin sentido durante décadas. Sin embargo, y aceptando que la financiación y los contenidos que se generan en televisiones y radios públicas son cuestionables, a lo que no debemos renunciar es a la posibilidad de disfrutar del trabajo de unos profesionales que han peleado por ofrecer una información veraz, plural y alejada de sectarismos.

He defendido tantas veces como he creído conveniente la última etapa de Radio Televisión Española. Lo he hecho porque creo que los medios de comunicación privados no pueden garantizar por sí solos el derecho a la información que toda democracia necesita para crecer. Las alternativas son cada vez menores y la competencia por la tarta publicitaria y la lucha por el share alejan a las empresas privadas de la responsabilidad social que deben ejercer.

También las televisiones autonómicas, algunas de ellas paradigma de lo que no se debe hacer, tienen un espacio que cubrir. Se las utiliza como ejemplo de despilfarro y manipulación, no sin motivos, pero de manera injusta para los profesionales que han visto como no podían ejercer su profesión con libertad porque los políticos de turno o los lacayos de estos les tomaban como rehenes. 

Tal vez si los medios de comunicación estuvieran dirigidos por personas preparadas, capaces, libres e independientes no tendríamos que hablar de la financiación de los canales públicos. Se utiliza como excusa la incompetencia de los advenedizos en el sector para cercenar un derecho que es de todos. Se pueden hacer las cosas bien, pero a algunos no les interesa.

El paro es uno de los mayores problemas de España, creo que todos estaremos de acuerdo. Y no ahora, que estamos en crisis. Viene de lejos y es algo endémico en la economía de nuestro país.

Durante los últimos dos años y medio he tenido una cita mensual obligatoria: El repaso a las cifras del desempleo, la EPA, el paro registrado, las reacciones de los sindicatos y de los distintos partidos políticos.

Casi siempre, malas noticias. Mi obsesión a lo largo de este tiempo ha sido poner cara a estas personas. No olvidarme de ninguna de ellas. He intentado tenerlas en mi memoria cuando trabajaba una información de este tipo.

La Encuesta de Población Activa de este primer trimestre de 2011 eleva a casi cinco millones el número de parados, y deja la tasa de paro en el 21 por ciento.

En unos minutos comienza la campaña electoral. Nos harán muchas promesas, pero desde hoy, yo soy otro problema más para el Estado, para el Gobierno de Cantabria, para los que ven brotes verdes a la crisis. Desde esta mañana, tras quince días de «vacaciones obligatorias», soy un desempleado más. No tengo trabajo.

Hace poco conté a una amiga que según los datos del Observatorio de la FAPE, 3.600 trabajadores de los medios de comunicación han perdido su empleo desde el inicio de la crisis económica en nuestro país. Si tenemos en cuenta que todos los años salen de las facultades españolas 6.000 nuevos licenciados en Periodismo, es fácil hacerse a la idea de la situación que vive el sector.

Desde hoy, tres profesionales más nos sumamos a las listas del paro despedidos por Radio Altamira. Entre ellos, yo, como os estoy contando.

La dirección de la empresa, debido a su situación financiera, ha decidido prescindir de los Servicios Informativos.

Es «lógico», si tenemos en cuenta que la de periodista era la tercera profesión peor valorada en España según un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas, del CIS, realizado en el año 2006.

El primer puesto lo ocupaban los políticos, y el segundo, los curas. Y es que ya lo decía Walter Matthau en la película ‘Primera plana’ de Billy Wilder: “Cásese con un enterrador o con un verdugo, con quien sea, menos con un periodista”. Fue en 1976, pero sirve en nuestros días.

Pero estoy en paro, que no parado. Tengo muchas cosas que hacer, mucho que aprender, mucho que leer y que escribir, muchos proyectos por delante, mucha ilusión y mucha vocación.

También tengo la lógica frustación de no poder seguir desarrollando mi trabajo. Un trabajo que me apasiona, con el que disfruto. La frustración del que se siente orgulloso de estos dos años y medio en la radio y que comprueba como luchar por tus derechos te sitúa el primero en la lista de despidos.

Si me necesitáis, ya sabéis cómo encontrarme.