Archivos para 2 May, 2011

– Yo soy coleccionista a pequeña escala –dijo Corker–. Ese es uno de los motivos por los que me alegró que me enviaran a informar sobre esta noticia.

Seguro que encontraré por allí un montón de cosas útiles. Pero, por lo que he oído contar, va a ser una tarea difícil. Habrá una competencia asesina.

En esto sí que le envidio. Es una suerte trabajar para un diario. No tiene que preocuparse por nada que no sea tener su crónica a punto para la primera edición. Los demás tendremos que pasarnos el día haciendo carreras, tratando de adelantarnos a ustedes.

– ¿Por qué? Los diarios no pueden imprimir sus crónicas antes, porque no hay ediciones anteriores a la primera.

– No, pero suelen publicar la primera que les llega.

– Ya, pero, ¿y si dice exactamente lo mismo que la que llega en segundo lugar, y que la tercera y la cuarta… y todas llegan a tiempo para la misma edición?

Corker le dirigió una mirada entristecida.

– Sabe una cosa, todavía le queda mucho que aprender sobre periodismo. Mírelo de este modo. Una noticia es aquello que le interesa a un tipo al que nada le importa apenas. Y sólo es noticia hasta el momento en que lo ha leído. Después ya no lo es.

A nosotros nos pagan por dar noticias. Si un colega ha enviado la noticia antes que nosotros, la nuestra ya no lo es.

Naturalmente, queda la nota de color. Los reportajes con una nota de color no son más que mucho alboroto por nada. Son fáciles de escribir y fáciles de leer, pero como cuestan muy caros de telégrafo, no podemos enviar más de la cuenta. ¿Entiende?

Durante esa tarde Corker le explicó a William muchos detalles acerca del oficio de periodista.

El Francmaçon levó anclas, avanzó balanceándose por entre colinas de tono ocre, cruzó el estrecho y salió a mar abierto mientras Corker seguía contando las leyendas heroicas de Fleet Street.

Se refirió a los ejemplos clásicos de primicias mundiales y grandes mistificaciones; a las confesiones arrancadas por la fuerza a sospechosos histéricos, a las indirectas y complicadas tergiversaciones, a los inventos lujosamente detallados que formaban la historia contemporánea; a las mentiras atrevidas con las que ciertos tipos habían conseguido subir de categoría

Le contó de qué modo Wenlock Jakes, el periodista mejor pagado de los Estados Unidos, se adelantó a todo el mundo con un sensacional notición el día en que escribió un testimonio presencial del hundimiento del Lusitania, cuatro horas antes de que lo alcanzaran los torpedos; y cómo Hitchcock, el Jakes de la prensa británica, consiguió hacer una crónica diaria de los horrores del terremoto de Mesina sin salir de su despacho de Londres; y de cómo él mismo, Corker, hacía apenas tres meses, había tenido la extraordinaria fortuna de encontrarse con la viuda de un aristócrata con un pie atrapado en un ascensor.

– Fue gracias a eso que me han enviado aquí –dijo Corker–. El jefe me prometió que me daría la primera gran oportunidad que apareciera. Jamás se me hubiera ocurrido que sería esta.

¡Noticia bomba! Evelyn Waugh. Página 88.